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Ideas básicas de la Evaluación Formativa

Una tabla para empezar a pensar: Perspectivas de la evaluación formativa


A largo plazo
A medio plazo
A corto plazo
Lapso de tiempo
Entre trimestres o unidades diácticas
Entre unidades didácticas y dentro de una sola unidad
Dentro de cada sesión
Longitud
De 4 semanas a un curso entero
De 1 a 4 semanas
Minuto a minuto y día a día
Impacto
Monitorización y alineamiento con currículum
Evaluación con los alumnos.
Implicación de los alumnos, mejora de la respuesta del profesor.

Según vemos en esta tabla, nuestra intuición se alinea con la evidencia: cuanto menor es el tiempo de evaluación-interpretación-acción, mayor es el impacto en el aprendizaje de los alumnos. La evaluación formativa a corto plazo debe ser el objetivo de nosotros como docentes.

El autor propone ahora cinco estrategias que iremos desarrollando a lo largo del libro, cada una ilustrada por abundantes ejemplos y estrategias que podrán alimentar nuestra práctica en el día a día. Estas cinco estrategias son:
  1. Clarificar, compartir, y comprender objetivos de aprendizaje y criterios de éxito.
  2. Obtener evidencias del aprendizaje
  3. Dar un feedback que promueva el aprendizaje
  4. Activar a los estudiantes como recursos unos para otros
  5. Activar a los estudiantes como propietarios de su propio aprendizaje.
Otra tabla, incorporando los tres mundos del aprendizaje de Graham Nuthall y colocando las estrategias en un marco orientativo:


¿Dónde va el alumno?
¿Dónde está el alumno?
¿Cómo llegará ahí?
PROFESOR
1. Clarificar, compartir, y comprender los objetivos del aprendizaje y los criterios de éxito
2. Obtener evidencias del aprendizaje
3. Dar un feedback que promueva el aprendizaje
COMPAÑERO
4. Activar a los estudiantes como recursos unos para otros
ALUMNO
5. Activar a los estudiantes como propietarios de su propio aprendizaje.

Como vemos en la tabla, la estrategia número uno permite orientar la acción hacia objetivos: qué voy a aprender, y cuál va a ser la prueba de que se ha conseguido. Esto deber quedar claro a todos los niveles, y le dedicaremos la siguiente entrada.
El profesor debe obtener evidencias para saber en qué punto se encuentran sus alumnos, y ellos mismos son la mejor fuente de evidencias hacia sí mismos acerca de lo que saben. De igual manera, el profesor debe proveer de feedback que ayude al alumno a llegar al objetivo, y son los propios alumnos los que, entre ellos e individualmente, deben esforzarse por llegar a esas metas.

Una reflexión final del autor

La evaluación ocupa un lugar central en la reflexión pedagógica porque no podemos prever lo que cada uno de nuestros estudiantes aprenderán, por mucho que diseñemos nuestra práctica docente. Frente a esta realidad, cabe diferentes respuestas. Una es la hiperactividad en el aula, y el autor nos recomienda: "Si tus alumnos se van a casa menos cansados que tú, la división del trabajo en tu aula requiere alguna atención". En el otro extremo están los profesores que usan la F-word: facilitar. "Yo no enseño, sólo guío el aprendizaje". El autor nunca está seguro de lo que eso significa. 

Enseñar es difícil porque ninguno de estos extremos es aceptable. Cuando nos vemos faltos de tiempo, la mayoría de nosotros se comporta como si leyendo la lección deprisa funcionara, pero en el fondo sabemos que eso no funciona. Pero dejar a los estudiantes descubrir todo por sí mismos es igualmente inapropiado (lo tenéis desarrollado aquí). 

Dylan Wiliam llama a esto la "trampa": si estoy paseándome por clase sin hacer nada porque están trabajando de manera autónoma, mis alumnos no están aprendiendo. Si estoy trabajando muy duro escribiendo en la pizarra y explicando sin parar, los estudiantes estarán aprendiendo mucho. Por desgracia, es imposible asegurar que estas afirmaciones son ciertas.

El trabajo de los profesores, concluye, no es ni transmitir conocimiento ni guiar el aprendizaje. Consiste en crear, como una obra de ingeniería, entornos (actividades, explicaciones, feedbacks, charlas, exposiciones...) de aprendizaje efectivos para los alumnos.

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