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Gestión del comportamiento



Classroom Behaviour 4th Edition, Bill Rogers

Los motivos para elegir este libro

Este libro encaja exactamente en los objetivos que dan sentido a este blog: por un lado, se trata de un libro clásico en el mundo anglosajón, que va por su cuarta edición, pero que no ha sido traducido al castellano. Por otro lado, el autor ha sido profesor en UK, Australia y Nueva Zelanda, y su libro está empapado de sus vivencias y experiencias en cientos de aulas como profesor primero y mentor de profesores después. 

Otro motivo es que hemos comentado tres libros que, aunque con ejemplos y estrategias prácticas, debatían cuestiones de fondo pedagógicas y metodológicas. Este libro es mucho más práctico, y se enfoca esencialmente al manejo de los alumnos en el aula. ¿Cómo podemos crear un clima que favorezca el aprendizaje de todos? ¿Cómo sumar a los alumnos y alumnas más disruptivos? De eso trata este libro, de obligada lectura especialmente en situaciones y contextos donde podemos vivir  dificultades en este sentido. Esperamos que disfrutéis mucho con él, y como siempre sobre todo, que penséis en lo que hacéis en vuestro día a día.

Los inicios

Bill Rogers comienza su libro exponiendo su experiencia no muy grata como estudiante. Reconoce que esos malos profesores le enseñaron cómo no manejar la disciplina, y cómo no enseñar. Esto le llevó a reflexionar mucho acerca de la responsabilidad de los profesores: ser capaces de abrir o cerrar la mente y el corazón de los niños es una gran responsabilidad pero merece la pena, y por eso se convirtió en profesor.

La pausa táctica

Por eso, el libro contiene multitud de ejemplos y casos de estudio que ilustran comportamientos distractivos y disruptivos. Están sacados de su experiencia como profesor y la investigación sobre el tema. En muchos de los ejemplos aparecerán estos signos: [...] puestos deliberadamente que indican una "pausa táctica". Esta pausa es un comportamiento consciente donde el profesor pausa brevemente su comunicación para enfatizar la necesidad de que los estudiantes presten atención, o permiten al alumno procesar lo que el profesor le acaba de decir. En las aulas las incluiremos frecuentemente para inducir a una "calma expectante" y manejar la atención y la disciplina.

Por ejemplo: una profesora se encuentra empezando una clase mientras varios alumnos hablan. Escanea el aula con los ojos, sin decir nada. A medida que los rezagados se van sentando, ella dice: "Mirando aquí y escuchando [...]". Pausa tácticamente. Bajando la voz repite: "Mirando aquí y escuchando, por favor" [...]". Percibiendo la atención y focalización de la clase, dice: "Buenos días a todos..." y empieza su clase. La pausa táctica es un pequeño aspecto, pero importante, del comportamiento general del profesor en el aula.

Casos reales

Como hemos dicho, los casos que apoyan el texto son reales y sacados de aulas reales con estudiantes reales. Leer estos ejemplos nos puede hacer pensar, porque según el autor un profesor nunca debe dejar de reflexionar acerca de su práctica. En inglés esto se llama "reflective teaching" y hay algunos libros interesantes sobre ello que ya comentaremos en el futuro.

Por eso es importante entender que en este libro el autor no pretende sólo responder a por qué debo responder y guiar la disciplina de un modo determinado, sino qué y cómo debo guiar, manejar, corregir, permitir y apoyar en los alumnos. 

Condiciones previas

Bill Rogers reconoce que el día a día del aprendizaje normalmente transcurre en un escenario inusual: una habitación pequeña (para lo que tratamos de hacer), a menudo con mobiliario inadecuado, poco espacio para moverse, un tiempo de 50 minutos para cubrir los objetivos del currículum, y 25-30 personalidades únicas y distintas, algunas de las cuales no quieren estar ahí. 

La habilidad y motivación para aprender de estos estudiantes en este escenario varía enormemente. No toma mucho tiempo a estos alumnos averiguar cómo son sus profesores y si pueden "hacerlo funcionar" en estas condiciones: el tiempo, el espacio, el currículum y las personalidades diferentes. Es comprensible por tanto que haya preocupaciones, inquietudes naturales en el día a día de los profesionales de la educación (los que están en las aulas).

Una última puntualización: nos enseñamos

No es suficiente, defiende el autor, definir el comportamiento distraído o disruptivo de un alumno como algo propio sólo del alumno. Toda transacción disciplinaria es una transacción social. A medida que lees nuestras entradas, te invitamos con el autor a pensar cómo el comportamiento del profesor y el del alumno actúan recíprocamente el uno sobre el otro.

Acabamos con uno de los muchos diálogos que nos encontramos al inicio del libro, y que son oportunidades de reflexionar qué hubiéramos hecho nosotros en esa situación:

Unos alumnos están montando en bici en el patio, lo que está prohibido por el reglamento del centro. Bill Rogers los ha visto y se dirige a ellos:
- Chicos, chicos [...] (pausa táctica para comprobar su atención). Ya sé que vais de camino a casa. Sólo una pequeña charla. Adam y Lukas, ¿cuál es la norma del colegio acerca de montar en bici en el patio? (evitando preguntar por qué están montando en bici)
- ¿Qué? (Al principio, Adam no está seguro de lo que pretende).
Yo repito la pregunta: ¿Cuál es la norma del colegio...?
- Otros profesores no nos dicen nada... (ahora sabe lo que pretendo)
- Tal vez no (sonrío, añadiendo una frase de acuerdo parcial, y lo intento de nuevo). ¿Cuál es la norma del colegio...?
Esta vez Adam me mira, con el ceño fruncido, añadiendo: "Depende de quién está vigilando"

Este punto es importante. Los alumnos saben cuando no hay acuerdos claros o los profesores no los cumplen.

Esperamos haber despertado vuestras ganas de leer más, y nos vemos en la siguiente entrada que tratará sobre los comportamientos primarios y secundarios. ¡Muy interesante! Os esperamos.

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