Las raíces/condiciones previas.
Cuidando nuestras raíces
Empezamos este compendio de estrategias cuidando las condiciones previas del aprendizaje. He tratado de resumir y ser eminentemente práctico, de forma que pueda ser una guía fácil para repensar lo que hacemos en nuestro día a día.
A. Actitudes y hábitos para la excelencia
- Goza, disfruta y maravíllate: uno de los principios que más acuerdo generan es que cuanto más entusiasmo demuestra el profesor por lo que está explicando mejor lo comunica, y mejor es la experiencia de todos en el aula. Se trata por tanto de seguir entusiasmándote por aquello que explicas, y de cuidar este entusiasmo como la fuente de la que beben tus alumnos y compañeros.
- Enseña pensando en los mejores. No sé si este principio genera tanto acuerdo, pero Tom Sherrington defiende que, en su experiencia, bajar el nivel sólo sirve para que todos bajen el nivel. Por tanto, propone que nuestra visión se sitúe en el nivel más alto, de forma que empujemos a todos los alumnos a subir su propio nivel. A propósito de esto, conozco varios alumnos que cambiaron de centro para mejorar sus notas de cara a la selectividad. Y cuando en el nuevo centro les exigieron menos, trabajaron menos y siguieron con la misma media.
- Rigor: enseña con rigor, siendo honesto con las cosas que no sabes y con las cosas que aún nadie sabe. El rigor también implica no conformarse con la mediocridad en las realizaciones de tus alumnos, en sus respuestas y pensamientos. En este sentido, se vincula con la anterior.
- Sube el nivel, también como componente del número 2. Elige textos desafiantes que pueden no ser entendidos del todo pero por eso mismo generan ganas de saber más. Transmite a tus alumnos y alumnas el desafío que supone el conocimiento.
- Vigila el efecto Pigmalión, que es el cumplimiento de las autoprofecías. Si tus expectativas con una clase o una alumna son malas, inducirás a que se hagan realidad. Por tanto, practica la esperanza.
B. Relaciones y comportamiento
- Establece relaciones positivas, de cuidado y bien definidas, basadas en el respeto mutuo, donde no hay dudas sobre el comportamiento que se espera de cada uno. Se perdonan los errores y se tienen en cuenta las respuestas emocionales al desafío y la inseguridad. La relación es asimétrica porque no es de igualdad, y como las fronteras están bien definidas hay espacio para todos.
- Establece rutinas para la excelencia. Nada más entrar a una clase, lo que permites se convierte en lo que está permitido. Explica lo que esperas explícitamente, modelando tus expectativas incluso por escrito. Refuerza tus expectativas continuamente, si bajas la guardia el mensaje puede ser que ya no te importa tanto.
- Señaliza, pausa, insiste. Utiliza una señal de atención que hayas incorporado y practicado. Guarda una pausa, adoptando una actitud asertiva y tratando de mirar a los ojos a todos, e insiste en aquello que debe ser reforzado.
- Crear un marco positivo de lenguaje, utilizando siempre frases que expliquen lo que quieres que ocurra. Por ejemplo, en lugar de decir: "Deja de darte la vuelta y molestar" puedes usar: "Por favor, me gustaría que miraras a la pizarra y atendieras" y cuando se corrija el comportamiento, acaba siempre diciendo "Gracias".
- Usa los sistemas de normas como una escalera, no como un arma. Los reglamentos que tenemos en los centros deben promover el buen comportamiento y no únicamente dedicarse a castigar el mal comportamiento. Por ejemplo, cuando un alumno es sancionado por escrito es importante explicar de manera detallada y despersonalizada lo que ha ocurrido, tratando siempre de conservar el sentido común. Siguiendo el punto 1, también es fundamental charlar calmadamente con el alumna para explicarle que nos preocupa, que esperamos algo mejor de él.
- El silencio es oro. Una de las estrategias que el autor propone utilizar durante 5 minutos de cada clase es el trabajo en silencio. Explica que este silencio no es pasivo sino "el sonido" de las mentes pensando. Ayuda a los alumnos a mejorar su concentración y a disfrutar con el trabajo intelectual, a la manera de las bibliotecas o aulas de estudio. El autor también defiende que el profesor tampoco debe interrumpir ese silencio.
- Mantén la perspectiva: prioriza primero lo primero, recuerda siempre los momentos positivos, trabajo como equipo y si es necesario, empieza de nuevo cuando una situación o un grupo de alumnos se te haya ido de las manos, explicando desde cero las rutinas y normas que esperas de ellos.
C. Pensando el currículum
- Piensa en lo grande, piensa en lo pequeño. La psicología cognitiva explica que el conocimiento nuevo se inserta en nuestro cerebro en alguna estructura previa relacionada con él. Por tanto, la idea o el modelo general debe entenderse bien para luego poder insertar los detalles.
- Planifica los pasos: simplificando el problema, no podemos multiplicar si antes no aprendemos a sumar. ¿Cómo progresarán tus estudiantes desde un nivel "novato" al "experto"? Para ello, el autor propone la semejanza con un entrenamiento deportivo: continuamente repasar lo aprendido incorporando conocimientos nuevos y recalcando su relación con la ya sabido. También pone de ejemplo, en esta y muchas otras partes del libro, la educación musical.
- Especifica el conocimiento. Es importante que nuestros alumnos sepan hacia dónde se dirigen, y para ello es importante especificar bien lo que necesitan saber. Es muy útil, defiende Tom Sherrington, dedicar una sesión a explicar bien lo que deberán saber al finalizar una unidad. A los alumnos les aporta un mapa para que ellos mismos puedan evaluar en qué punto del aprendizaje se encuentran.
- Objetivos vs Tareas. Cuando planificamos nuestras clases, los profesores tendemos a pensar más en qué tareas vamos a proponer que en los objetivos que perseguimos (generalmente por falta de tiempo). Para el autor, pensar primero qué objetivos buscamos con esas tareas. Esto, según lo que ha observado, ahorra energías y resulta mucho más eficiente a largo plazo. Además, como ya hemos dicho en el punto anterior, clarifica a todos lo que esperamos lograr en ese periodo de tiempo.
- Andamiajes y estabilizadores. Cuando aprendemos a montar en bici, al principio, usamos unos estabilizadores para minimizar el daño producido por un error. En clase a veces también tenemos que usar estos estabilizadores, pero saber cuándo utilizarlos es un arte porque pueden generar dependencia (por ejemplo, el excesivo uso de los diccionarios en el aprendizaje de una lengua extranjera). El andamiaje o scaffolding se basa en dar la ayuda, pero diciendo siempre: "ahora te ayudo, pero luego vas tú solo". Por tanto, se trata de tener siempre en mente que después de la práctica guiada viene la práctica independiente. Si esto no pasa, antes o después desaparecerán los estabilizadores, y para entonces... mejor si han aprendido a hacerlo ellos solos.
- Habilidades y simulacros. Como hemos desarrollado en entradas anteriores, la tarea para los docentes es desmenuzar las tareas complejas en habilidades simples que pueden ser practicadas repetidamente en simulacros. Se enlaza con el punto 2 de planificar los pasos, de forma que el aprendizaje de cosas nuevas se intercale con la práctica de lo que ya se conoce.
- Construye las palabras, planifica la lectura. Muchos de los problemas que nuestros alumnos y alumnas tienen en todas la materias son dificultades con la lectura. Sin embargo, por lo general el uso de vocabularios y libros de lectura se restringe a las asignaturas de lengua e idiomas. Tom Sherrington propone trabajar un vocabulario específico para cada asignatura (por ejemplo, la biología) mediante la lectura, de forma que los estudiantes se apropien, hagan suyo, el lenguaje de la materia en cuestión.
- Construye una línea del tiempo. Una de las sugerencias más eminentemente prácticas. El autor sugiere que la construcción de una línea del tiempo, sea la materia que sea, siempre será útil. Ayuda a planificar los pasos, especifica el contenido y genera una imagen global (piensa en lo grande, piensa en lo pequeño). Hay multitud de detalles concretos que podemos definir cada uno, pero requiere poco tiempo y ayuda a la consecución de muchos de los puntos sugeridos.
Y aquí dejamos esta entrada hablando de las condiciones previas, en nuestra próximo entrada veremos qué estrategias nos aporta este libro para construir la estructura del conocimiento. Os esperamos.
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