Los procesos psicológicos del rechazo a la corrección
En este capítulo, escrito por G.J. Trevors (un autor que realmente merece la pena conocer), trataremos de viajar a través de la ciencia cognitiva, la psicología social y motivacional, y hasta la ciencia política para examinar las razones por las que resulta tan difícil corregir las “misconceptions” o ideas equivocadas.
En concreto, exploraremos lo que el autor llama el “rechazo intencionado al intento de corrección”. Algo que todos hemos experimentado: cuando nos empecinamos en creer algo a pesar de que no sea cierto.
Hablamos de este asunto porque este fenómeno ocurre actualmente en temas como las vacunas o el cambio climático. Problemas que pueden llegar a causar un daño grave e irreparable. Hablaremos también del llamado “backfire effect” que podríamos traducir por el “efecto del tiro por la culata”. Se define como el efecto (irónico) que fortalece una creencia que por el mero hecho de intentar corregirla. Algunos autores (Lewandoski, 2012) han podido comprobar que este efecto es el resultado de procesos intencionados de resistencia. ¿Por qué y cómo ocurren estos procesos? Vamos a ello.
Estudios sobre correcciones
Wood y Porter (2019) examinaron la frecuencia de éxito de las correcciones sobre temas controvertidos (la brecha salarial, la violencia por armas) en 10000 participantes y encontraron una eficacia del 90%. Sin embargo, parece que en ciertas condiciones intentar corregir la desinformación puede tener consecuencias contraproducentes. Por ejemplo, Chinn y Brewer (1998) describen 8 formas diferentes de responder a información que es nueva e incongruente con una creencia previa. En 7 de ellas se descarta la información y se conserva la creencia intacta. Los mismos autores afirman que esto puede suceder cuando, al hacer esto, se satisfacen fuertes necesidades personales o sociales.
En línea con estos autores, Nyhan y Reifler (2010) trataron de explorar las consecuencias inesperadas de las refutaciones. Siguiendo investigaciones anteriores (Prasad et al., 2009) esperaban que la gente argumentara tácitamente y de esta forma activara más información conectada a la creencia previa. De esta manera, existiría el riesgo de que, activando fuertemente la creencia, ésta emergiera más reforzada.
El "backfire effect"
Y así fue, Nyhan y Reifler demostraron que existe este efecto: con algunas refutaciones sale el tiro por la culata, el “backfire effect”. Por ejemplo, encuestados de tendencia conservadora, expuestos a información que demostraba la inexistencia de armas de destrucción masiva en Iraq, reforzaban su creencia de que éstas existían. Los autores llegaron a la conclusión de que la efectividad de las refutaciones está condicionada por ideologías previas y que son el resultado de razonamiento orientado a metas personales. Meta-análisis recientes han apoyado esta hipótesis.
Para terminar, existen muchas pruebas de que la resistencia intencionada a los mensajes persuasivos o correctores va mucho más allá de los temas políticos. Sucede también en temas controvertidos como el cambio climático (Cook y Lewandiski, 2016; Hart y Nisbet, 2012); las vacunas (Nyhan et al., 2014); el control de armas (Haber y Lodge, 2006) y un largo etcétera. Y la conclusión es la misma: los mensajes que tratan de corregir o persuadir llevan a algunos individuos a resistir estos mensajes e incrementar su adhesión a sus creencia originales.
La resistencia a la corrección cuando afecta a la identidad
No todos los esfuerzos de corrección son igualmente efectivos porque no todas las creencias son igual de relevantes para las personas. A veces las personas se juegan algo en este cambio conceptual. Sherman y Cohen (2006) describen que los individuos poseen varios sistemas multinivel de autopercepción que pueden incluir aspectos ideológicos o políticos. Estos niveles pueden referirse a roles (madre, estudiante, médico…), objetivos (salud, éxito…) y relaciones (amistad, familia…). En conjunto, esta diversa fuente de creencias junto con su bagaje cultural forma la percepción de la identidad.
Contamos esto porque una revisión de las creencias sobre física de un físico teórico, por ejemplo, puede ser relevante para su identidad como profesional. Las personas estamos motivadas para proteger nuestra identidad (Steele, 1988). En particular, que nuestra identidad sea adaptativa y moralmente adecuada: competente, buena, coherente, estable, capaz de elegir libremente, y capacidad de controlar las cosas importantes (página 262 del libro de Steele).
En el contexto de las correcciones en educación, este proceso puede ser observado cuando un educador percibe que, aceptando una corrección, significaría la negación de un aspecto valorado de su identidad (por ejemplo, ser un innovador). La elaboración de este fenómeno ha sido estudiado por Kahan (2012, 2015, 2017). Por ejemplo tenéis el último artículo referenciado aquí.
Cuando se confrontan a una corrección, los individuos se ven forzados a elegir entre usar sus habilidades cognitivas para comprender y adoptar un consenso científico; o bien tener la oportunidad de expresar su libre identidad y su afinidad a ciertos grupos de pertenencia. Es un tema muy interesante, como espero que os parezca. Incluso la evidencia neurobiológica muestra que procesar refutaciones de creencias fuertemente arraigadas comparte vías nerviosas con la autopercepción y el foco en uno mismo (Otro artículo de Kahan que podéis leer completo pinchando aquí.
En conclusión a esta parte, las personas poseemos creencias y valores fuertemente asentados como parte de nuestra identidad. La motivación a proteger esta identidad desencadena una serie de procesos que tratan de impedir el correcto procesamiento de cualquier corrección sobre estas mismas creencias.
La identificación con un grupo: las tribus
La identificación con un grupo que condiciona múltiples aspectos de la vida se ha incrementado en las últimas décadas, hasta el punto de que la homogeneidad dentro de un mismo grupo ha aumentado de forma alarmante (Abramowitz, 2013; Levendusky, 2009). Tras esta fuerte identificación grupal que los autores denominan “tribalismo” (por la semejanza con tribus) hay unas necesidades y motivaciones para desarrollar la pertenencia y una autoestima positiva (Brewer, 1991, 1993). Esto complica todavía más el esfuerzo por corregir ideas falsas que implican a la identidad del grupo o que amenazan sus valores, llegando incluso a la intolerencia por los mensajes que lleguen de otras “tribus” (Brandt te al., 2014).
Aunque espero haber resultado convincente en la importancia de estos factores, todavía no está claro cómo funcionan estos mecanismos exactamente. Por eso, a continuación os ofrezco una explicación cognitiva que proporcionan los propios autores.
Cómo sucede la resistencia a la corrección: de lo automático a lo estratégico
Hay una evidencia enorme que sugiere que algunos de los primeros procesos cognitivos que suceden cuando nos exponen a una información que nos corrige es la evaluación automática contrastándola con los conocimientos previos. Como hemos visto, lo que ya sabemos puede estar relacionado con nuestra visión de nosotros mismos, y por ello dificultar la validación de esta nueva información.
La validación se refiere precisamente a este proceso de evaluación de la información nueva en función de lo que ya sabemos para determinar si es plausible o no (Isberner & Richter, 2014). La plausibilidad se define como la fiabilidad potencial percibida cuando se evalúan explicaciones o predicciones (Lombardi, Nussbaum & Sinatra, 2016). En la medida en que encaje con lo que ya sabemos, será evaluada como plausible y por tanto aceptada (Connell & Keanu, 2006). Es probable entonces que las correcciones no sean fácilmente validadas. Según Richter (2015) la validación es un proceso psicológico que actúa como un “vigilante epistémico”, garantizando la coherencia global de nuestras creencias. En la misma línea, Sperber y colaboradores (2015) proponen que este mecanismo chequea la inconsistencia entre la información nueva y tiende a rechazarla cuando hay discrepancias. Un paso más allá, Mercer (2016) postula que, cuanto mayor es la discrepancia, mayor es la probabilidad de rechazo.
Además de la validación, Mayo (2015) propone que se activa una mentalidad desconfiada enfocada en descubrir motivos ocultos y mitigar la amenaza de ser engañado. Es decir, el escepticismo como defensa.
Por último, el artículo menciona también la influencia de la dificultad percibida en la corrección. En este sentido, la información que es sencilla provoca emociones positivas que pueden ser atribuidas falsamente a la propia información. Esta es la explicación que podría estar detrás del hecho probado de que la repetición mejora la percepción de credibilidad de cualquier frase (Swire, Ecker y Lewandoski, 2017).
Conclusiones
La llegada de una información nueva que corrige una idea anterior puede provocar malestar, desconfianza y un alto escepticismo mientras se procesa. Cuando además se refieren a ideas relevantes para la identidad se evalúan de forma automática, fuerte y múltiple.
El razonamiento motivado por estos procesos tratará de utilizar la capacidad intelectual del sujeto para construir justificaciones hacia una conclusión que se desea como cierta, lo que puede suponer desechar la nueva información. En definitiva, es complicado cambiar de creencias cuando éstas están fuertemente arraigadas o son valiosas para nuestra visión de nuestra propia identidad.
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