Mejorar el aprendizaje gracias a la psicología cognitiva
Una de las convicciones que motivan este blog es que los avances en psicología cognitiva y el conocimiento de cómo funciona la memoria tienen implicaciones profundas en la práctica cotidiana de los que nos pasamos el día en un aula. En esta entrada comentamos algunos artículos que nos explican aspectos esenciales del aprendizaje y qué cosas podemos aprender de ellos. Como siempre, pinchando en el enlace de cada artículo accedéis al texto original.
La base: la revisión de Dunlosky et al, 2013 (léelo aquí)
Dunlosky y colaboradores revisaron cientos de estudios para explorar qué técnicas eran las más eficaces para promover el aprendizaje a largo plazo. De todas ellas, dos técnicas fueron ratificadas como muy efectivas en este sentido: la práctica de recuperación (retrieval practice) y la práctica distribuida (distributed practice).
1. Retrieval practice: Roediger y Karpicke, 2006 (léelo aquí)
Generando respuestas a preguntas, formuladas por ellos mismos, por un test o por el docente durante la clase. Esto incluye también practicar la escritura de ensayos, por ejemplo. Se trata de obligar a que los conocimientos almacenados en la memoria a largo plazo retornen a la memoria de trabajo (la teoría de la carga cognitiva en acción).
Los investigadores pusieron a prueba el "efecto test" comparando los resultados con la lectura y relectura de un texto para después comprobar si realizar un test había mejorado el rendimiento. Además de comparar esto, también midieron la propia valoración de los estudiantes acerca de la eficacia de su estudio y cómo de interesante les parecieron las sesiones de revisiones.
Funciona en situaciones de estrés: Smith et al, 2016 (léelo aquí)
Hay muchísimos estudios que demuestran la eficacia de la práctica de recuperación, pero lo peculiar de este que comentamos es que se dividió a los participantes del estudio en dos grupos: uno bajo condiciones estresantes y otro en condiciones sin estrés. Luego comprobaron cuánto eran capaces de recordar.
Una vez más, el grupo que utilizó la práctica de recuperación rindió entre un 17 y un 26% mejor. Los que no utilizaron prácticas de recuperación y sí estaban en un ambiente estresante lo hicieron un 32% peor. Pero lo más importante fue que la práctica de recuperación fue tan eficaz en combatir el estrés que incluso los que estaban en situación estresante lo hicieron mejor que los que utilizaron la relectura y estaban en condiciones sin estrés.
2. Distributed practice: Cepeda et al, 2008 (léelo aquí)
Se puede llamar también práctica espaciada, porque consiste en repartir el estudio en pequeños tiempos, en vez de hacer todo a la vez. Se comprueba que los estudiantes aprenden más si se espacia su aprendizaje y se revisita el material a través de múltiples sesiones.
Los investigadores tomaron a 1.354 personas y les pidieron memorizar 32 datos extraños pero ciertos de los que se preguntan en un "Trivial". Por ejemplo: ¿quién inventó el golf de nieve? o ¿qué nación europea consume la mayor cantidad de comida mejicana picante? Dividieron a los participantes en 26 grupos, cada uno con una cantidad de tiempo entre las sesiones de repaso. Compararon entonces cuántas respuestas correctas realizaban al final del experimento para tratar de determinar cuál es el tiempo óptimo entre sesiones de estudio. Sus resultados confirman, al igual que el siguiente artículo de la lista, que la práctica espaciada mejora el aprendizaje. Cuanto más lejano sea el momento de utilizar el conocimiento, más alejadas deben estar las sesiones de estudio. Esto se comprobó también en el siguiente artículo.
La curva de Ebbinghaus: Murre y Dros, 2015 (léelo aquí)
En 1880 en psicólogo alemán Hermann Ebbinghaus llevó a cabo un estudió muy conocido: quería ver lo rápido que la gente olvidaba. Fue el primero en tratar de hallar una ecuación matemática que describiera el olvido en función del tiempo. La curva que realizó se ha comprobado sorprendentemente consistente a lo largo de muchos experimentos en este sentido en los siglos posteriores.
Aunque esta curva depende de muchos factores (por ejemplo, en este artículo la definen como un mito), la verdad es que hay algunas conclusiones que se han demostrado ciertas en la mayoría de estudios posteriores: hay una caída del recuerdo inmediatamente después del evento, y la gente tiende a recordar los primeros y los últimos elementos mejor que los del medio. Otra conclusión interesante es que la memoria mejora después del sueño del primer día, es decir, recuerdas mejor después de pasar la noche que justo antes. Esto se debe a la fatiga de la memoria y a la capacidad del sueño para eliminar esta fatiga. La conclusión más importante para nuestros alumnos y alumnas es que estudiar una hora cada día durante siete días es mejor que estar siete horas estudiando un solo día.
Volviendo al artículo de Dunlosky
Hemos desarrollado las dos técnicas más efectivas según la revisión de Dunlosky, pero mencionamos otras dos que son de eficacia media:
- La elaboración interrogativa, cuando te preguntas ¿por qué eso es cierto? o ¿por qué sucede esto? ayuda a pensar sobre el material y hacer conexiones con el conocimiento previo.
- La práctica intercalada, cuando mezclas diferentes tipos de actividades como una redacción de historia y problemas de física. Evita el bloqueo de la memoria en un único tipo de actividad.
También es interesante resaltar las técnicas que se probaron como altamente ineficaces: el subrayado y la relectura. Son técnicas que aportan una falsa sensación de familiaridad con el texto, y que pueden servir para "vomitar" lo estudiado, pero que se demuestra que no colaboran con la formación de memoria a largo plazo. Sobre este tema, la mejor referencia posible es el libro "Apréndetelo: la ciencia del aprendizaje exitoso" que podéis comprar aquí.
Concluimos otra entrada con una mezcla de artículos como ya hiciéramos en esta otra. Esperamos que os resulte de utilidad y os anime a leer más sobre este tema tan interesante y con tantas implicaciones para nuestra práctica docente.