La planificación del feedback
Hasta ahora espero que os hayamos convencido de que estamos ante una herramienta muy poderosa. Si es tan poderosa, necesita ser incorporada no solo como un hábito en clase, sino planificada en cualquier aspecto de nuestro día a día en el aula. Una parte fundamental de esto es que tenemos que realizar en clase actividades que tengan ciertas características para poder realizar sobre ellas un feedback. La autora nos propone las siguientes:
- Actividades que requieran que los estudiantes usen conocimientos y habilidades específicos y que son parte de los objetivos de aprendizaje
- Requiere también un uso del proceso cognitivo (como la recuperación o el pensamiento complejo) también específico del objetivo de aprendizaje
- La actividad especifica los criterios de un buen trabajo (que serán los criterios para el feedback)
- Da instrucción completas y claras a los alumnos para realizarse
A su vez, una buena rúbrica para el feedback tiene que:
- Requerir al alumno demostrar que sabe los conocimientos y habilidades especificados en el objetivo de aprendizaje
- Demostrando también el uso del proceso cognitivo
- Ser clara para los estudiantes
Planificando sesiones donde los estudiantes usan el feedback
Una sesión diseñada así debe empezar con una serie de tareas, quizás tests, que permitan a los alumnos ver lo que saben y lo que todavía necesitan comprenden. En el caso de que estemos trabajando con un proyecto a largo plazo, es muy importante crear "checkpoints" o puntos de control a lo largo del mismo, para que el trabajo se vaya enriqueciendo con el feedback y nos aseguremos de que el producto final es lo mejor que el alumno saber hacer. Demasiado a menudo el trabajo por proyectos consiste en dejarles a su aire varios días, y luego recoger algo que no corresponde a lo que esperabas. Si no hay oportunidad de mejora, y ya no se va a trabajar más en ese proyecto, no malgastes el tiempo en decirles nada porque ya de nada sirve.
A continuación, es importante asegurarse de que los alumnos establecen conexiones entre el feedback que recibieron en el pasado y la mejora en su trabajo de hoy. Puede parecer obvio para ti que el trabajo de Ana ha mejorado porque ayer la diste unas indicaciones, pero para Ana a lo mejor no es tan obvio. Es una buena oportunidad de identificar esta conexión y además estar orgullosa de ella.
Como hemos dicho al principio, incluso los tests son apropiados para dar feedback. La autora nos propone una plantilla muy interesante, si probáis a usarla os va a sorprender la información que pueden sacar los alumnos de las respuestas incorrectas de un test:
Pregunta | Respuesta correcta | ¿La tuve mal? ¿Por qué? | ¿Qué debería hacer al respecto? |
1 | |||
2 | |||
3 | |||
4 | |||
5 | |||
etc |
Finalmente, en las actividades de cierre de la sesión, no acabemos solo señalando las que están bien o mal. Haz preguntas que sugieran estrategias de feedback:
- ¿Dónde puedes leer más sobre esta respuesta? Cuando lo encuentres, ¿qué dice?
- ¿Ves algún orden en las preguntas que te he propuesto?
- ¿Qué te están pidiendo que hagas en esta pregunta? ¿Te pide que expliques algo que está en el libro? ¿O te pide que hagas conexiones con otra información o con la vida real?
Como vemos, son preguntas bien planteadas que señalan a procesos cognitivos más que a respuestas mecánicas. Después de lanzar estas preguntas, podemos dar la oportunidad a que repitan de nuevo las preguntas de cierre.
Otra estrategia que propone la autora para actividades más "inquisitivas" es empezar pidiendo a los alumnos que escriban en un papel tres párrafos: en el primero explicando el tema que eligieron y por qué les interesaba; en el segundo qué búsqueda de información han realizado; y en el tercero cómo piensan continuar con ello. De esta forma buscar información no es meter en google y ya, sino interpretar y organizar la información relevante. Se puede tener una pequeña reunión con cada alumno o grupo de alumno en base a estos párrafos para dar un feedback que permita abordar adecuadamente la actividad.
Feedback para la diversidad
Un aspecto importante de la planificación del feedback es la diversidad de alumnos que nos encontramos en cualquier aula. En la revisión de Valerie Shute (2008) se recomienda que el feedback a los alumnos con más capacidades sea desafiante y retrasado en el tiempo. El feedback a los alumnos con mayores dificultades ha de ser inmediato y escalonado en pequeños pasos, y más específico. Todos tienen que comprenderlo si queremos que lo usen.
Alumnos que van muy bien
Los alumnos que están interesados y deseando aprender escucharán y tratarán de aplicar casi todo el feedback que se les dice. Además, tratarán de generalizarlo (por ejemplo, sacando conclusiones de cómo estudiar mejor o cómo redactar para un tipo de trabajo). La auto-evaluación de estos alumnos y alumnas es espontánea.
Una tentación es pensar que este alumnos no necesitan feedback. No es cierto, y se merecen el feedback constructivo como cualquier otro, y se beneficiarán de ello. Identifica qué es bueno y por qué es bueno. Haz una sugerencia para el siguiente paso. Implícate en una conversación con el alumno, que podrá compartir contigo sus pensamientos sobre lo que está haciendo. Especialmente, aprovecha esta conversaciones para saber lo que los alumnos que van muy bien están pensando.
Alumnos con dificultades
Los alumnos que no tienen unas bases previas sólidas, o que no tienen tantas habilidades para procesar la información, pueden no entender en absoluto lo que les están diciendo sobre su actividad. Por eso necesitan un feedback que les ayude a conectar lo que han hecho con el resultado que han obtenido. Por ejemplo, es importante conectar las estrategias que les enseñamos para escribir bien con su modo de redacción.
¿Qué hacemos con los alumnos que sistemáticamente lo hacen mal? Necesitan saber que no alcanzaron la meta, pero casi todos saben eso ya. Para estos alumnos, el libro nos recomienda el feedback basado en el desempeño previo. Explica al alumno en qué ha mejorado respecto a la última actividad, comparándolo no con los criterios sino con su propio trabajo previo. Esto implicará que los criterios de mejora están en a su alcance, y que poco a poco puede ir mejorando lo que va realizando. También funciona cuando el trabajo actual es peor que el trabajo previo. Cuando eso pase, muestra al alumno su trabajo anterior, y que él mismo identifique por qué era mejor.
Es importante que las sugerencias de mejora sean paulatinas y poco a poco. Si todo esto te parece lento, recuerda que estas pequeñas mejoras son más deseables que ser sobrepasado por el feedback grupal y no mejorar nada, o peor, rendirse. Otro aspecto importante es asegurarse de que el feedback es entendido, y si te parece que no lo ha sido, trata de explicarte de maneras diferentes y con ejemplos. La autora propone el ejemplo de un niño con dificultades para la redacción escrita. Su profesora, en lugar de mandarle repetir la redacción entera, le pidió que empezara escribiendo un párrafo de introducción. Y sobre ese párrafo hubo feedback. Y así sucesivamente, escalonando los pasos necesarios hasta llegar a tener una redacción entera.
Conclusión
Aunque os parezca mentira, aquí acaba nuestro comentario al libro "Effective Feedback". Espero que hayáis aprendido y disfrutado mucho de su lectura. Dar feedback efectivo es una habilidad que requiere práctica. La investigación ha identificado que las mejores oportunidades para mejorar el aprendizaje son las que damos feedback sobre el proceso, para mejorarlo, generando motivación y auto-eficacia en el alumno.
La propia autora acaba el libro invitándonos a cada profesor a preguntarnos: ¿Cómo puedo aplicar estos principios en mi clase, en mi asignatura? ¿Por qué no seleccionar una o dos actividades para probarlo la semana que viene?